Esta semana, la Unidad de Paciente Crítico (UPC) Neonatal del Hospital
Clínico de Magallanes cumple 32 años de funcionamiento ininterrumpido,
marcando más de tres décadas de historia dedicadas al cuidado intensivo de
los recién nacidos más vulnerables de la región. Desde su creación, esta
unidad ha sido un referente en la atención neonatal en la zona austral del
país, combinando tecnología, conocimiento clínico y un profundo sentido
humanitario, en una labor que ha salvado y acompañado a miles de bebés y
sus familias.
La doctora Patricia Amarales Osorio, jefa de la unidad, recuerda los orígenes
del servicio como una respuesta a una necesidad regional urgente:
“Nace como una necesidad de la región de concentrar la tecnología y la
experticia en un solo lugar para darle mejor solución a los problemas
neonatales. Partimos de manera bastante precaria, con más ganas que
recursos. Hoy contamos con incubadoras y ventiladores de alta gama,
hipotermia controlada, monitoreo cerebral… tecnologías que nos posicionan
a la par de cualquier unidad del país”.
Durante estos 32 años, la UPC Neonatal ha evolucionado de forma sostenida,
incorporando nuevas técnicas y equipamientos según los avances de la
medicina neonatal a nivel mundial. Pero si hay un aspecto que ha
distinguido a la unidad desde sus inicios, es su compromiso con la
participación activa de los padres, reconociendo el rol fundamental que
tienen en el bienestar de sus hijos. Esta visión ha guiado el modelo de
atención de la unidad, y ha sido fortalecida en los últimos años gracias a
normativas como la Ley MILA, que busca garantizar el acompañamiento
continuo a los recién nacidos hospitalizados.
“Desde que nació la unidad se planteó como un espacio con un fuerte
componente humanitario. Sabemos que el cariño y la cercanía de los padres
tiene un efecto positivo en los recién nacidos. Siempre hemos tenido una
política abierta de ingreso familiar, que hoy se refuerza aún más gracias a la
Ley MILA”, agrega la doctora Amarales.
La experiencia de Alex Cancino, padre de Luciana —una bebé que
permanece internada en la unidad desde el 21 de junio—, da cuenta de este
enfoque centrado en la familia.
“Acá la han tratado excelente, el equipo nos enseña todo: desde tomar la
temperatura hasta cómo pesar los pañales. Podemos venir todos los días,
llamar en la noche, y ahora incluso entramos ambos padres. Cada pequeño
avance de nuestra hija se celebra. Es una experiencia que, dentro de lo
difícil, nos ha hecho sentir muy acompañados”.
Casos como el de Luciana reflejan el tipo de vínculo que se genera entre los
equipos de salud y las familias en un entorno donde la incertidumbre
convive con la esperanza. Las madres y padres no son espectadores pasivos
del proceso de recuperación, sino parte activa del cuidado, empoderados a
través de la información, la formación y el contacto diario con sus hijos e
hijas. Este modelo de trabajo colaborativo ha demostrado, además, generar
mejores desenlaces clínicos y mayor confianza en la atención brindada.
Esta semana, la unidad recibió una excelente noticia que permitirá reforzar
su equipamiento y mantener su estándar de atención: el Gobierno Regional
de Magallanes y de la Antártica Chilena aprobó una inversión de
$991.169.000 para renovar equipos críticos tanto en la UPC Neonatal como
en la UPC Pediátrica del hospital. Esta inversión contempla la reposición de
incubadoras, ventiladores y monitores, muchos de los cuales ya han
cumplido su vida útil tras más de una década de uso.
“Siempre hemos tenido mucho apoyo del gobierno regional, tanto a nivel
pediátrico como a nivel neonatal. La mayoría de nuestras incubadoras
tienen 15 años y necesitaban ser reemplazadas. Es muy importante esta
relación entre el sistema, el servicio, el ministerio y el gobierno regional para
mejorar los estándares en la región”, destacó la Dra. Amarales.
El respaldo regional fue enfatizado por el Gobernador de Magallanes y de la
Antártica Chilena, Dr. Jorge Flies Añón, quien destacó la urgencia de seguir
fortaleciendo el sistema de salud pediátrico, especialmente en un contexto
donde la sobrevida de pacientes infantiles ha aumentado gracias a los
avances clínicos:
“La carga que tenemos de adultos y de niños en el sistema de salud público
ha ido cambiando, y sobre todo en el seguimiento de menores que estaban
con complicaciones, que antes tenían una sobrevida baja y que hoy es alta. Y
en esa sobrevida, el que conoce más al paciente en el tiempo es el pediatra
que lo trataba. Y efectivamente, hoy se requieren equipos”.
A 32 años de su creación, la UPC Neonatal del Hospital Clínico de Magallanes
sigue creciendo. Su historia es también la de miles de niños y niñas que han
iniciado allí su vida, y de familias que han encontrado en ella no solo
atención médica, sino contención, guía y esperanza. Con nuevos proyectos,
renovación de equipos y un equipo humano comprometido, esta unidad
renueva su promesa de seguir cuidando lo más valioso: el inicio de cada
vida.